sábado, 13 de noviembre de 2010

¿Por qué no contesta? (2)

Anna se había quedado dormida sin darse cuenta, sintió el vibrador de su celular, una y otra vez como el zumbido de una abeja, de esas que pasan por tu cabeza una y otra vez. Despertó molesta.
Miro su reloj y notó que solo habían pasado 40 minutos desde que llegó a su casa.
Se sorprendió, ya que sintió que había dormido horas.

Se levanto y fue en busca de su maleta, ahí estaba su celular. Se dirigió nuevamente a su cama, tomo aire y con gran decepción vio que el nombre que aparecía en la pequeña pantalla no era el nombre que ella quería ver. Se metió en un trance, en un conflicto con su yo interior, no sabía si llamar o no al número que ella quería ver en vez de ese otro que apareció, no sabía si es que presionar esas teclas le iba a hacer bien... o no.
Se obligó a si misma a buscar la excusa perfecta para hacerlo y tiro el celular a la cama...

****
Anna adora nadar, por eso el tema de viajar a Punta Sal no le pareció una mala idea cuando su mamá se lo planteó, el hecho de estar frente al sol y rodeada de agua resultaba ser un paraíso para ella. Conoció a mucha gente mientras anduvo por allá, siempre había poseído una gran facilidad para hablar con la gente. Entablo largas conversaciones con citadinos y extranjeros que andaban de paso por ahí. Intercambio correos y números más de una vez con muchos de ellos. Le encantaba imaginarse estar paseando por todos los lugares que estos conocían. Todos siempre tenían algo diferente y a veces fascinante que contar.
Pero tal vez lo que más le impresiono, por así decirlo, fue la conversación que tuvo con Pedro, el encargado del bar de su hotel. Anna fue por un trago un sábado en la tarde, vio a Pedro un poco mal, sentía el estrés y la consternación en él, no era la primera vez que le hablaba, así que no dudo en acercarse y ofrecerle ayuda.
Si había algo que Anna había aprendido en toda su vida, era a escuchar, y desde que lo aprendió se dedico a tratar de hacerlo con cualquiera, aunque cierta parte de ella era más curiosa que otra cosa.

Pedro se asusto cuando Anna se acerco, no sabía que alguien lo estaba mirando, estaba tan desolado que no le importo el hecho de estar hablando con una chica de 19 años.Después de un par de tragos y varias temas al azar, Pedro, necesitado de hablar con alguien, le contó lo que le estaba aquejando…

- "Anna tengo una inmensa pena … abandone a mi familia en Piura, mi esposa ha encontrado un mejor esposo y padre para mis hijos, no sabes como amo a mi esposa y a mis hijos" -suspiro con pena- …"pero nunca tuve la vocación de ser papá, el día que tome la decisión de irme y dejarlos era el cumpleaños del menor de mis hijos, un día como hoy hace 2 a;os".

El hombre siguió con su relato, comento que al no poder hacer nada se fue, prefirió que ese hombre pudiera hacer lo que él no pudo hacer con sus hijos, los amaba demasiado como para seguir arruinándoles la vida.

- “Debió ser muy triste dejarlos.”
- “Si.”
- “¿No los vas a extrañar?”
- “Yo sé que estarán bien.”

Anna lo miro, y no pudo evitar imaginar que el hombre con el que estaba hablando no era Pedro, aquel pobre y sacrificado barman piurano, sino Jaime, su traidor y cobarde padre.

Anna trato de animar al pobre Pedro, en ningún momento le menciono que ella pasaba por lo mismo y que odiaba a su padre por haberlas dejado a ella y a su hermana, no quería que pensara que lo mismo podría estar pasando con sus propios hijos.


Al llegar a su habitación Anna lloro desconsoladamente por horas. Se sintió tan sola, tan incomprendida por su madre, tan abandonada por sus hermanas. No sabía qué hacer.
Fue entonces cuando su celular empezó a sonar, al principio no quiso contestar pero el sonido era tan intermitente que no pudo hacer nada más que responder.



Tomo su celular y salio de su habitación, no podía seguir encerrada ahí.

- “Anna?”
- “¿Qué?, ¿Quien habla?...”
- “Anna soy yo... Edu.”
- “Edu?”
- “¿Estás bien?, te escucho como si estuvieses llorando.”
- “Ehmmm... no, no... Estoy bien, solo que me sorprendió que llamaras... (Silencio incomodo)... ¿porque me llamas?”
- “Quería saber cuándo podía verte.”
- “¿Qué? En serio, pero... pensé que no querías volver a verme.”
- “Ehmmm... sí, pero, creo que cambie de opinión.”
- “¿En serio?”
- “Siento mucho lo de tu papa, me entere.”
- “Ah sí claro, no importa.”
- “Mmm no quiero que estés mal si? Si necesitas algo yo estaré para ti.”


Anna y Eduardo hablaron por dos largas horas de aquel sábado en la noche. Recordaron viejos momentos, viejas anécdotas, bromas, besos, aquella vez que la mama de Anna casi los atrapa teniendo un muy acalorado beso en la sala de su casa, y así miles de cosas más. Anna volvió a recordar todo lo que sentía por Edu. No lo pudo evitar.
Cuando colgó, fue a la habitación de su mama y le contó que tenía problemas con la universidad, que iba a jalar, que la iban a botar de la universidad, que no había esperanza, que tenía que estar en Lima el domingo si o si.Su mama asintió, como si hubiese escuchado, y dejo que haga lo que quiera.


Anna estuvo en el aeropuerto ese sábado.



****
Anna se metió a la cama, se cubrió con su edredón rosa y teniendo todo eso en su cabeza, olvido que había sido Eduardo quien termino con ella sin razón alguna, olvido todo y marco su número.

Que mejor pretexto para llamarlo, que el haber dejado Punta Sal y regresar a Lima solo por él.

La voz de Pía empezó a sonar en su cabeza, palabras recriminándole el haberla dejado sola por un huevón, palabras que se hacían cada vez mas y mas hirientes durante las 9 primeras llamadas que Anna hizo y que Eduardo no contesto.


[Y sin embargo... lo quiere]

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