viernes, 24 de diciembre de 2010

Lima (5)

Al notar Pilar que la menor de sus hijas no se encontraba ni en su habitación, ni en ningún lugar del
hotel, tomo más que en serio la nota que ésta le había dejado en su habitación.

"Estoy regresando a casa"

"¡Que niñas las que me dejaste!" - dijo Pilar saliendo de la habitación de Pía, probablemente se lo decía a Jaime. Si bien Anna y Pía la estaban pasando mal por el insospechado y repentino abandono de su padre, Pilar era la que por lejos, llevaba la peor parte.

Pilar se dirigió al bar del club, no quería saber nada de sus caprichosas hijas por el momento, ya que todo indicaba que también había sufrido abandono por parte de ellas. Se acerco y se sentó en la barra.Pedro estaba de turno ese día.

- "Hola Pedro, quiero lo de siempre, por favor."
- "Un Black Russian sale en un momento."
- "Ponle doble de todo. dijo Pilar, con un notorio cansancio."
- "¿Un mal día señora? dijo con una tímida curiosidad Pedro."
- "No el peor, pero si, en efecto es un mal día. Dime Pedro, ¿has visto a mis niñas por aquí?"
- "No señora, ni Anna ni Pía han pasado por aquí. Lo cual, disculpe, me parece un poco raro."
- "Si lo sé, se de la relación que llevas con Anna, Uds. Se han hecho buenos amigos a pesar de la diferencia de edad. No te preocupes no me molesta, Anna me ha hablado bien de ti. Dice que eres confiable."
- "Si señora, sus hijas, por lo que he podido hablar con ellas, tienen un alma muy pura y buena,aunque siento que algo las aqueja, algo que aun no me han querido contar."
- "¡Ay Pedro! - se lamentó - "No sabes por lo que pasamos." - Pilar se detuvo y quedo pensativa - "Me parece o ¿dijiste que también hablabas con Pía?"


- "Si señora, Pía es una personita difícil, por lo que pude notar, pero tiene un buen corazón,imagínese que la primera vez que la vi por aquí, tuvo el atrevimiento de pedirme uno de los tragos de la carta anotándolos en un pequeño papel rosado. Lo que hice fue preguntarle su edad, aunque parecía que no tenía más de 15. Fue entonces que me dio otro papelito rosaindicándome que tenía 18 años. Mi risa fue tal que la niña Pía se enojo conmigo, empezó a escribir nuevamente en sus papelitos pero ya no quise recibirlos. Me seguía por todo el largo de la barra tirándomelos a la cara, y ella misma tenía una cara dijo riéndose no se imagina lomolesta que estaba."
- "Me lo puedo imaginar Pedro, créeme." - dijo Pilar recordando todas las rabietas que le había hecho Pía desde que tuvo conciencia - "Mas bien disculpa su comportamiento, Pía siempre
ha sido caprichosa pero parecía que tenía un límite siempre, ahora ahora con todo lo que ha pasado ha perdido un poco el control. Pero sígueme contando Pedro, ¿cómo así Pía te hablo?"
- "Bueno, al ver que no le daba mayor importancia a sus rabietas y al ver terminado su paquetito de papeles, empezó a ponerse roja, cosa que me preocupo, pero yo ya había visto ese comportamiento, yo también tengo hijos" - dijo sonriendo - "uno a veces quiere cosas que no puede tener. Pero bueno..." - prosiguió - "al ver que no podía hacer mas empezó a gritarme, a decirme que tenía que obedecerla porque yo estaba ahí para servirle."

Al escuchar eso, Pilar se puso roja y abrió los ojos tanto que llego a un punto en que empezaron a dolerle.

- "¡Por Dios Pedro!, discúlpeme, mi hija es un poco tosca a veces, dígame que puedo hacer por Ud." - dijo Pilar tomando su cartera y poniéndola sobre la barra.
- "No señora no quiero nada, lo que paso después hizo que olvidara cualquier mal trato queme haya ocasionado su hija. Al ver que yo aun no le hacía caso, la niña Pía permaneció parada frente a la barra con la mirada clavada en mí, yo por supuesto seguí en lo mío, sabía que en cualquier momento tenía que hablarme, y ciertamente, se demoro un poco, pero lo hizo. Se me acerco y me dijo que la disculpase por haberme hablado así, se sentó nuevamente en la barra y me pidió una soda. Esta vez dijo por favor, yo con gusto le di una. Le dije que estuvo muy mal lo que hizo, pero también le dije que había hecho bien en disculparse, y que yo estaba ahí para servirle en lo que quisiera, siempre y cuando no grite ni quiera engañarme como cuando lo hizo con las notas."
- "Todo un logro Pedro, todo un logro." - dijo Pilar sirviéndose el segundo vaso de Black Russian, su trago favorito.
- "Señora disculpe mi atrevimiento, pero pase lo que pase Ud. Debería tener una buena comunicación con sus hijas, que discúlpeme nuevamente, creo que no la tiene."

Pilar frunció el ceño mirando de pies a cabeza a Pedro, levanto la cabeza para poder gritarle por su impertinencia, cuando entonces pensó bien en lo que le dijo el pobre barista, otorgándole a éste, la razón.


- "Mira Pedro, yo se que debes saber algunas cosas por lo que te habrán contado mis hijas en su desahogo por hablar con alguien, pero tú no sabes lo que nos ha pasado, yo sé que no te lo han contado. Las conozco y sé que nunca hablan de sus puntos débiles. En cierta parte tienes razón, no en cierta parte, en gran parte." - dijo resignada - "Anna y Pía se han alejado de mi desde antes que pasara lo que nos paso. Pía había tomado como confidente a otra persona, y Anna estuvo más pendiente de sus 19 años y de sus amigos. Nunca les pregunte como estaban, ya que yo también estuve metida en mi cosas."
- "Como todos señora, como todos. A veces simplemente nos olvidamos que tenemos hijos, y cuando eso pasa con frecuencia, llega un punto en que, cuando les hablamos, nos resultan unos completos desconocidos."

Pedro le conto la historia de su vida y de cómo había llegado a ser el barman del bar, cuando de prontose quedo muy pensativo, lo cual atrajo la atención de Pilar.

- "Señora, yo he hablado con muchas personas aquí en el bar, no sabe a cuantos he conocido,pero es la primera vez que una familia casi entera es de mi agrado, a Ud. y a sus hijas me refiero,les he tomado gran confianza, por eso nunca las olvidare. Tal vez dos meses no sean nada de tiempo, pero fue un gusto conocerlas."
- "A mí también me has caído bien Pedro, has vivido mucho para tu edad, ¿cuánto tienes? ¿30?" - dijo Pilar, con cierta coquetería.
- "35 el mes que viene."
- "¿Piensas quedarte aquí para siempre?"
- "Mientras pague las cuentas esta bien señora."
- "Tengo una idea." - dijo Pilar con la postura que siempre toma cuando propone cosas descabelladas - "¿No quieres ir a Lima, por lo que hablamos creo que no has ido nunca, ¿te gustaría ir? Podría ofrecerte el puesto de chofer, justo estaba necesitando uno, te pagaría másde lo que te pagan acá, me has caído bien a mí y a mis hijas, y eso no es fácil, tómalo como un agradecimiento, tal vez puedas comenzar una nueva vida allá. ¿Qué te parece?"

Pedro quedó en silencio, tal vez el silencio más grande que hubo en toda la conversación con Pilar, no supo que decir, solo miraba a Pilar, tal vez una de las mujeres más hermosas que había visto en toda su vida, quien ahora le daba el honor de mirarlo a la espera de una respuesta, pensaba en Anna y en Pía, y lo bien que ellas lo hacían sentir, lo mucho que lo hacían sentirse como un padre y no como un fracasado que abandono a su familia, y pensaba en la proposición, en esa proposición que vitoreaba en su cabeza tal vez mas de lo debido.

Al cabo de atender a otros clientes de la barra, se animo a dar una respuesta.



****

En el aeropuerto, en Lima, Pía ya había recogido su equipaje después de la hora y media más incomoda de su vida. Le había tocado sentarse junto a un niño de 2 años que no dejaba de jalarle el cabello, lo que por supuesto, había ocasionado que baje del avión más ojerosa e iracunda que nunca.
Se subió al primer taxi que vio, obviando a la anciana que andaba delante de ella buscando uno también, ese día no estaba de buen humor para cortesías. Al tomar el taxi, Pía extraño esa paz que le daba caminar por la playa, extraño el sonido de las olas, la sensación que le daba caminar descalza por la orilla, extraño a Pedro y a las largas conversaciones que entablaban, después de todo él era el único hombre que la había escuchado después de Jaime, pero aun así, aun sobre todo lo que había llorado, extraño a Jaime y a la seguridad que este le hacía sentir hace ya mucho tiempo, ya no sabía quien era, ya no sabía que hacer, lo único que sabía, pero que no quería aceptar, era que Anna podía ayudarla. Después de todos se parecían más de lo que las dos imaginaban.


****

Ya eran las 2 de la tarde, Anna ya había terminado de poner su ropa dentro de sus cajones y de ponerlas demás cosas en su sitio, cayó rendida sobre su cama dispuesta a no hacer nada más, nada más que pensar en Eduardo, y en lo bien que se vería después de todo ese tiempo en que no se habían visto, en lo mucho que le diría que lo extraña, en lo mucho que estuvo esperando este día, en sus ojos pardos que brillaban cuando la veían, en lo mucho que adoraba sus besos, en lo rápido que le tomo volverse a enamorar de él, en lo tanto que le hacía falta escuchar su voz otra vez, pensar en la forma de hacerle saber que lo quiere de vuelta en su vida. Pensaba en todo, menos en preguntarle la razón del por que él había terminado con ella.

Cogió su celular. Al segundo timbrado contestaron.

- "¿Anna?"
- "¡Si Gre! ¡Soy yo! A que no adivinas que acaba de pasar."
- "¡Si no me dices no se! ¡Cuéntame! Oye, ¿ya llegaste a Tumbes?"
- "No estoy en Tumbes, sigo en Lima" - dijo Anna con la sonrisa más grande que ha tenido desde que Jaime se fue - "Hable con Eduardo, y nos vamos a ver hoy a las 8. ¿Qué te parece?"
- "Mmm y, ¿Para que se van a ver?" - dijo Grecia Miranda con cierto tono sarcástico.



- "¡¿Cómo que para que?! Supongo que me dirá que quiere regresar conmigo." - Anna no parabade sonreír.
- "Mmm... ¿me imagino que le preguntaras porque te dejo no? Haz pasado muchas nochesllorándolo como para que se te olvide ese pequeño detalle."
- "¡Claro que si!" - mintió Anna - "Aunque primero dejare que el me diga lo que tiene que decirme."
- "Pero que rápido te olvidas de cómo sufriste. ¡Ay Anna! Pensé que en esos 3 meses que no volviste a ver, y no porque quisiste, sino por que desapareció totalmente, o sea, ¡ni el teléfono contestaba!, pensé que habias tomado razón, pero veo que no. No te puedo decir nada, haz lo que quieras."
- "Pero Grecia no te pongas así. Todo va a estar bien. Yo lo sé. Sé que te preocupo, pero tranquila.Todo estará bien, confía en mí."
- "Bueno, si tu lo dices." - dijo Grecia más calmada - "Esta bien amiga, me lo cuentas todo." - y soltó una carcajada.
- "Ok Grecia, luego te llamo ¿si? Bye."

En el mismo instante que Anna termino la llamada, sonó el timbre de su casa. Lo único que podía imaginar Anna, era que Eduardo no se aguantaba las ganas de verla, que traía un ramo de flores enorme para pedirle perdón, que le traía un anillo para pedirle matrimonio, para traerle cualquier cosa que sea para sorprenderla. Nunca imagino que al abrir la puerta se encontraría con la persona en que menos pensaba en esos momentos.


[Continuará - Feliz Navidad]

sábado, 4 de diciembre de 2010

Post it (4)

Anna sintió que el corazón se le salia del pecho, respiro profundamente mientras cerraba sus ojos con mucha fuerza, se aclaro la garganta, respiró de nuevo y respondió al timbrado constante del celular:

- “Aló Edu… dime”
- “¡Anna…! ¿Por qué no contestabas? ¿Estás bien? ¿Te paso algo? No vi tus llamadas hasta hace un momento, discúlpame... ¿Anna? Dime algo ¡por favor!”
- "Estoy bien Edu… solo que… me ofusque un poco porque no respondías y…es que…. yo… vine por ti…. y..."
- “¿Viniste por mi? ¿De que hablas? ¿Dónde estabas?"
- "Estuve en Punta Sal y..."
- "¿En Punta Sal? Pero… ¿Que hacías ahí?”

Anna le contó el por que había pasado casi dos meses allá en Tumbes, todo lo que había hecho, hablado, conocido, comido, todo. No se guardo nada, ella no quería tener ningún secreto con Eduardo, por más que sabía que él le guardaba más de uno. El amor que sentía en esos momentos hacia él, era tan grande, que a veces no cabía en ella misma. La idiotizaba.

- "Entonces, Pía no te habla?”
- "No, no habla con nadie, me preocupa."
- "Si te entiendo. Anna… ¿Quieres que nos veamos en algún lado? Podríamos hablar mejor ¿No crees?
- "Ok. Déjame arreglar las cosas aquí primero. ¿Te parece si nos encontramos en el café de siempre a las ocho?
- "Uhmmm… Está bien, me parece perfecto. Hablamos entonces."

Anna colgó. Era increíble como toda la ira que sentía hace media hora se había esfumado con tan solo escuchar la voz de Eduardo.

- "I’m cursed” – se repitió una y otra vez mientras tomaba su maleta y la ponía sobre la cama.


****

Pía había despertado algo perturbada, había tenido una de las pesadillas más desagradables de su corta vida. Las había estado teniendo muy seguidas en las últimas semanas.
Se levantó y dió unos pasos hasta el espejo que tenia sobre el buró de su habitación. Se miro fijamente como todas las mañanas, frunciendo el ceño con incredulidad. No podía creer que se pareciera tanto a la persona que le hizo el más grande daño de su vida.

Odiaba tanto la situación por la que pasaba que sin darse cuenta entro en un fuerte grado de depresión. No comía, dormía todo el tiempo, no hablaba ni saludaba a nadie y por si fuera poco había adquirido un medio de comunicación poco convencional.
El día anterior, mientras subía hacia su habitación por las escaleras, había escuchado a Anna llorando en su habitación. Se detuvo a escuchar por la puerta para ver de que se trataba pero no logro descifrar nada de las palabras sin sentido que Anna balbuceaba al llorar.
Frustrada, corrió hacia su habitación. cerro la puerta no sin antes colocar el letrero "NO ENTRAR" en el picaporte. Mientras daba un par de pasos hacia su cama, Pía levanto una de sus manos y se tapo la cara. Algo había reflejado la luz del sol en su rostro. En seguida, se movió y empezó a buscar el objeto que le había hecho semejante cosa. No soportaba nada.

Pía había estado sacando a su padre de las fotos familiares, y fueron las tijeras en su escritorio lo que le había provocado aquella insignificante ceguera. Corrió hacia ellas furiosa, con el propósito de botarlas a donde no pudieran fastidiarla mas. Tomo las tijeras con su pálida mano derecha, y entonces una idea invadió su mente.
Alzo la mirada nuevamente hacia el espejo y se quedo pensando. Pensando en como podía usar las tijeras para poder cortar de una vez por todas, con el dolor que sentía por lo que le hicieron.
"Si me corto el cabello y la cara ya no me pareceré mas a Jaime" - pensó Pía acercando peligrosamente las tijeras hacia su rostro - "Ya no me pareceré a el, será como si nunca hubiera existido, y Anna y yo ya no lloraremos mas por lo que nos hizo", "¡Si!... ¡Es la mejor idea que se te ha ocurrido Pía!" - se dijo así misma.

- "¿Pía?, hoy es un lindo día, vayamos a tomar desayuno juntas, ¿te parece?" - dijo Pilar junto a la puerta de la habitación de Pía.
- "¿Pía? ¿Estás despierta? ¿Pía?" - intento sin éxito la preocupada madre.

Pía estaba a punto de cortarse cuando la voz de Pilar la hizo regresar a la realidad. Dejo caer las tijeras.
"¿Qué me pasa?" - se preguntó - "Odio a Jaime, odio que me haya convertido en esto". En cuestión de segundos, las lágrimas fueron cayendo una tras otra inundando su cólera. Sentía que se había convertido, en una especie de zombie, con tristezas y rabias, quizás la niña más triste de este planeta, alguien que siempre temió ser.

Después de unos minutos, Pía salió de su habitación, camino por el largo pasillo hacia la habitación donde se encontraba su madre y se paro en el marco de la puerta.Pilar, que estaba sentada en la cama metiendo unos papeles a una caja, se dio cuenta de la presencia de Pía.

- "Hola hija, pasa si quieres."

Pía no movió ni un músculo, solo se limito a observarla.

- "¿Pía estas bien?"

Pía se volteo dirigiéndose nuevamente a su habitación. Tomo unos post it color rosa de su escritorio y luego saco un lapicero de un cajón del mismo. Se sentó sobre la silla y empezó a escribir.
Poco después, Pía se levanto del escritorio y regreso a aquel pasillo de su casa de playa para dirigirse nuevamente a la habitación de su madre.
A pocos pasos de entrar, Pía suspiro, entro a la habitación y dejo caer el pequeño post it sobre la cama donde estaba Pilar, colocándose ella en el marco de la puerta inmediatamente después.

"¿En donde esta Anna?"

Pilar puso a un lado aquel post it y miro a Pía consternada acerca de la forma de comunicación que había optado tener desde hace ya bastante tiempo. Muy dentro de ella, Pilar sabía que era mucho mejor que el silencio, y que era un gran paso para Pía el escribir sobre esos pequeños papeles.

- "Anna regreso a Lima, Pía."


Pía corrió hacia su habitación y volvió a escribir otra nota. Regresando a la habitación de su madre, esta vez la dejo caer el pequeño post it sobre sus manos.

¿Por qué? ¿Por qué nos dejo aquí?

Los ojos azules de Pía se pusieron rojos de ira mientras esperaba respuesta de su madre.

- "Tenía que hacer unas cosas de la universidad Pía. Me imagino que luego regresara."

Pía le hizo una mueca de fastidio a su madre y regreso a su habitación. Se empezó a cambiar de ropa y luego de escribir otra nota, empezó a llenar sus maletas de ropa.



[Continuará]

lunes, 22 de noviembre de 2010

Idiota (3)

“Hacer 10 llamadas y que no te contesten… no es señal de desesperación… ¿o sí?” – Se preguntaba Anna cada minuto que pasaba. Tenía el celular en la mano y no podía dejar de mirarlo. Como si esperara que el celular cobrara vida de alguna forma y le dijera que todo iba a estar bien.

Eduardo seguía sin responderle o devolverle las llamadas que había hecho hasta ese momento, las había ignorado totalmente ese domingo en la mañana.

Anna empezó a maldecir en todas las lenguas que sabía, se puso furiosa, se levanto de su cama y tiro el celular, fue donde su equipaje y esta vez tomo su laptop.
“Quien demonios se cree ese imbécil para despreciarme así.” - dijo mientras prendía la maquina y se sentaba en el piso de su habitación – “Es un idiota... se repetía una y otra vez. Porque tiene que ilusionarme así… Me esta haciendo lo mismo otra vez” – refunfuño Anna recordando aquellas noches que llamaba a Eduardo, sin respuesta alguna, para saber la razón del porque él la había dejado.

Anna empezó a teclear su contraseña con tanta rabia que una de las teclas salió volando. La tomo del suelo y la empujo contra el teclado al revés. Siguió tecleando.
Empezó a ver el mejor precio para poder regresar a Punta Sal, no quería seguir ni un momento más ahí, se sentía avergonzada, humillada, una total idiota. No se dio cuenta pero en más de una ocasión una lágrima empezó a rodar por su mejilla.

Al cabo de unos minutos, Anna se paro del suelo botando todo lo que le impedía el paso, laptop incluida. Salto a su cama como si estuviese dando aquel clavado que la hizo ganar el concurso de natación el último año de colegio y fue en busca de su celular que iba en su segunda timbrada. Sin ver el nombre que la llamaba contesto de inmediato.

- “¿Aló?”
- “¿Anna?”
- “¿Grecia?”
- “Anna! ¿Como estas?”
- “…”
- “¿Anna? ¿Estás ahí?”
- “…”
- “Anna del Carpio… ¡Contéstame!”
- “Ehmmm… si, si aquí estoy… solo que no esperaba tu llamada.”
- "Uhmmm… cuanta alegría te da hablar con tu mejor amiga.”
- "Discúlpame Grecia, es que… no sabes… Eduardo me llamo.”
- "¿Qué? ¿Cuándo?”

Anna le contó todo lo que le había pasado ese día, todo lo que le había dicho Eduardo estaba fresco en su cabeza, por lo tanto no olvido ningún detalle.

- "¡Es un idiota! Y dices que ahora no te contesta.”
- "Si, lo odio, me odio… ahorita mismo me regreso a Punta Sal”
- "¿Estás segura?”
- "Más que nunca.”
- "Pero él no sabía que ibas a regresar.”
- "El no sabía que estaba de viaje.”Uhmmm… entonces si te vas.”
- "Si… te aviso cuando regrese… te quiero.”

Anna colgó. Se quedo pensando en lo tonta que había sido por enésima vez. Dio un par de pasos para recoger su laptop, que habia sido dejada de lado brutalmente. Se sentó nuevamente en el frió suelo de su habitación y siguió buscando un boleto para Punta Sal.


****
- "¿Eduardo?... ¿Eduardo?... Despierta… Te tienes que ir, ¡mis papas van a venir en cualquier minuto!”
- “…”
- "Eduardo ¡ya levántate! Si mis papas te ven así de borracho van a ir en busca de los tragos del bar y van a ver que no queda gota alguna. ¡Levántate carajo!” – dijo Diego desesperado mirando por la ventana de su habitación.

Diego Molina y Eduardo Massa eran mejores amigos desde que Diego se sentó en la misma carpeta que Eduardo en el colegio, cuando estos tenían 9 años. Eduardo había hablado con Diego porque se sentía muy mal por haber dejado a Anna. Este lo consoló y aconsejo a Eduardo que la llame. Eduardo lo hizo ese sábado en la noche.

Luego de ese par de horas que le tomo a Eduardo hablar nuevamente con Anna, Diego lo convenció para ir por un par de tragos en su casa aprovechando que los señores Molina no iban a llegar hasta al día siguiente.

- "Bien por ti Eduardo, ahora me imagino que regresaras con ella.”
- "Si es que ella quiere.”
- "Ay el amor… son huevadas. Por eso mejor me quedo soltero.”

Después de cuatro botellas de whisky, Eduardo le contó a Diego las razones por las que había terminado con Anna, que hasta ese momento ni a él se las había podido contar. Luego de hablar y tomar por dos horas más, ambos quedaron ebrios y dormidos en el sofá cama de la habitación de Diego.
Al despertar Eduardo, que sentía que lo había atropellado un tren, tomo su celular y vio, con asombro, las 9 llamadas perdidas de Anna.


- "9 llamadas perdidas…”
"¿Ah? ¿Qué hablas huevón?”
- "Es que tengo 9 llamadas perdidas de Anna. ¿Que habrá pasado?”
- "Wow brother, 9 llamadas perdidas, provecho.”
- "No jodas, seguro algo le paso… Mejor me voy, voy a llamarla.”
- "Si, mejor vete. Te llamo.”

****

Anna estaba a punto de dar el click de comprar cuando su celular sonó.
Esta vez tomo la laptop y la puso a un lado con paciencia, se levanto en busca de su celular como si no importara quien estuviese llamando.

- "¿Aló?”
- "¿Anna?”

Anna no supo que decir, se quedo callada por varios minutos mientras Eduardo llamaba por su nombre al otro lado del celular.
Dio unos pasos hacia donde había dejado su portátil y la cerró.

[Continuará]

sábado, 13 de noviembre de 2010

¿Por qué no contesta? (2)

Anna se había quedado dormida sin darse cuenta, sintió el vibrador de su celular, una y otra vez como el zumbido de una abeja, de esas que pasan por tu cabeza una y otra vez. Despertó molesta.
Miro su reloj y notó que solo habían pasado 40 minutos desde que llegó a su casa.
Se sorprendió, ya que sintió que había dormido horas.

Se levanto y fue en busca de su maleta, ahí estaba su celular. Se dirigió nuevamente a su cama, tomo aire y con gran decepción vio que el nombre que aparecía en la pequeña pantalla no era el nombre que ella quería ver. Se metió en un trance, en un conflicto con su yo interior, no sabía si llamar o no al número que ella quería ver en vez de ese otro que apareció, no sabía si es que presionar esas teclas le iba a hacer bien... o no.
Se obligó a si misma a buscar la excusa perfecta para hacerlo y tiro el celular a la cama...

****
Anna adora nadar, por eso el tema de viajar a Punta Sal no le pareció una mala idea cuando su mamá se lo planteó, el hecho de estar frente al sol y rodeada de agua resultaba ser un paraíso para ella. Conoció a mucha gente mientras anduvo por allá, siempre había poseído una gran facilidad para hablar con la gente. Entablo largas conversaciones con citadinos y extranjeros que andaban de paso por ahí. Intercambio correos y números más de una vez con muchos de ellos. Le encantaba imaginarse estar paseando por todos los lugares que estos conocían. Todos siempre tenían algo diferente y a veces fascinante que contar.
Pero tal vez lo que más le impresiono, por así decirlo, fue la conversación que tuvo con Pedro, el encargado del bar de su hotel. Anna fue por un trago un sábado en la tarde, vio a Pedro un poco mal, sentía el estrés y la consternación en él, no era la primera vez que le hablaba, así que no dudo en acercarse y ofrecerle ayuda.
Si había algo que Anna había aprendido en toda su vida, era a escuchar, y desde que lo aprendió se dedico a tratar de hacerlo con cualquiera, aunque cierta parte de ella era más curiosa que otra cosa.

Pedro se asusto cuando Anna se acerco, no sabía que alguien lo estaba mirando, estaba tan desolado que no le importo el hecho de estar hablando con una chica de 19 años.Después de un par de tragos y varias temas al azar, Pedro, necesitado de hablar con alguien, le contó lo que le estaba aquejando…

- "Anna tengo una inmensa pena … abandone a mi familia en Piura, mi esposa ha encontrado un mejor esposo y padre para mis hijos, no sabes como amo a mi esposa y a mis hijos" -suspiro con pena- …"pero nunca tuve la vocación de ser papá, el día que tome la decisión de irme y dejarlos era el cumpleaños del menor de mis hijos, un día como hoy hace 2 a;os".

El hombre siguió con su relato, comento que al no poder hacer nada se fue, prefirió que ese hombre pudiera hacer lo que él no pudo hacer con sus hijos, los amaba demasiado como para seguir arruinándoles la vida.

- “Debió ser muy triste dejarlos.”
- “Si.”
- “¿No los vas a extrañar?”
- “Yo sé que estarán bien.”

Anna lo miro, y no pudo evitar imaginar que el hombre con el que estaba hablando no era Pedro, aquel pobre y sacrificado barman piurano, sino Jaime, su traidor y cobarde padre.

Anna trato de animar al pobre Pedro, en ningún momento le menciono que ella pasaba por lo mismo y que odiaba a su padre por haberlas dejado a ella y a su hermana, no quería que pensara que lo mismo podría estar pasando con sus propios hijos.


Al llegar a su habitación Anna lloro desconsoladamente por horas. Se sintió tan sola, tan incomprendida por su madre, tan abandonada por sus hermanas. No sabía qué hacer.
Fue entonces cuando su celular empezó a sonar, al principio no quiso contestar pero el sonido era tan intermitente que no pudo hacer nada más que responder.



Tomo su celular y salio de su habitación, no podía seguir encerrada ahí.

- “Anna?”
- “¿Qué?, ¿Quien habla?...”
- “Anna soy yo... Edu.”
- “Edu?”
- “¿Estás bien?, te escucho como si estuvieses llorando.”
- “Ehmmm... no, no... Estoy bien, solo que me sorprendió que llamaras... (Silencio incomodo)... ¿porque me llamas?”
- “Quería saber cuándo podía verte.”
- “¿Qué? En serio, pero... pensé que no querías volver a verme.”
- “Ehmmm... sí, pero, creo que cambie de opinión.”
- “¿En serio?”
- “Siento mucho lo de tu papa, me entere.”
- “Ah sí claro, no importa.”
- “Mmm no quiero que estés mal si? Si necesitas algo yo estaré para ti.”


Anna y Eduardo hablaron por dos largas horas de aquel sábado en la noche. Recordaron viejos momentos, viejas anécdotas, bromas, besos, aquella vez que la mama de Anna casi los atrapa teniendo un muy acalorado beso en la sala de su casa, y así miles de cosas más. Anna volvió a recordar todo lo que sentía por Edu. No lo pudo evitar.
Cuando colgó, fue a la habitación de su mama y le contó que tenía problemas con la universidad, que iba a jalar, que la iban a botar de la universidad, que no había esperanza, que tenía que estar en Lima el domingo si o si.Su mama asintió, como si hubiese escuchado, y dejo que haga lo que quiera.


Anna estuvo en el aeropuerto ese sábado.



****
Anna se metió a la cama, se cubrió con su edredón rosa y teniendo todo eso en su cabeza, olvido que había sido Eduardo quien termino con ella sin razón alguna, olvido todo y marco su número.

Que mejor pretexto para llamarlo, que el haber dejado Punta Sal y regresar a Lima solo por él.

La voz de Pía empezó a sonar en su cabeza, palabras recriminándole el haberla dejado sola por un huevón, palabras que se hacían cada vez mas y mas hirientes durante las 9 primeras llamadas que Anna hizo y que Eduardo no contesto.


[Y sin embargo... lo quiere]

lunes, 1 de noviembre de 2010

Anna (1)


Eran las 7 a.m., Anna salía del aeropuerto Jorge Chavez dispuesta a tomar un taxi que la lleve a su casa.
Había pasado unas vacaciones familiares geniales. Su familia aun se había quedado hospedada en el Club hotel de Punta Sal, le había dicho a su madre que tenía que estar en Lima el domingo para resolver algunas cosas de la universidad.
Salió el sábado en la madrugada para poder llegar a tiempo.

Anna estaba a punto de desaprobar un curso que la había estado jodiendo todo el último ciclo, y cuando pensó que había aprobado se dio con la sorpresa de que solo le faltaba medio punto para aprobar, al menos eso fue lo que le dijo a su madre, a la muy fría señora Pilar.
Cuando Anna piso suelo limeño se lleno de un sentimiento extraño, aunque no tan extraño del todo. Sabía que significaba pero no quería pensar en eso, era algo que moría en su pecho, le dolía y por momentos no la dejaba respirar.
Mientras esperaba un taxi, pensó que el dolor provenía por el hecho de haber dejado a su familia allá, cuando se suponía que el viaje uniría mas a la familia después de la partida repentina de su padre, lo cual había afectado a todos, en especial a su hermana menor, Pía.

Pía de 14 años había permanecido en estado zombie desde que su padre se fue, ellos dos eran inseparables, uno no hacía nada sin que el otro no lo supiera, eran el ejemplo de un verdadero retrato padre e hija, eran más que eso, eran mejores amigos.
Pía no soporto que su padre se haya ido, no soporto que no le haya dicho ni mandado indirecta alguna de nada. Se sintió traicionada, abandonada, sin importancia, totalmente vacía, y por más que tratara no podía simplemente dejarlo pasar, así como su padre había hecho con ella.



Anna, mientras esperaba un taxi decente, empezó a recordar como caminaba en las noches por el club allá en Punta Sal, recordó cómo se veía el cielo, como le gustaba escuchar el sonido de las olas cuando chocaban, recordó toda esa paz que ahora ya no tenía. Empezó a extrañar la tranquilidad que le trajo el viaje.
Sintió que ese sentimiento no iba a regresar en mucho tiempo.
No sabía porque, pero sabía también que una conversación como la que había tenido con Pía unas noches antes de regresar no iba a volver a suceder.

La había visto a lo lejos, sentada frente al mar, al principio no estuvo segura por que antes de ir a caminar la había dejado en su habitación de hotel viendo una serie antigua por televisión. Cuando se acerco un poco mas pudo darse cuenta de que se trataba de ella, pudo reconocer en Pía una de las poleras que su papa le había comprado una navidad antes.

- “Pía, ¿qué haces aquí?”
- “…”
- “Pía, te estoy hablando.”
- “¿Que quieres?”
- “Respóndeme.”
- “Estoy sentada, ¿no ves?”
- “Si lo sé, pero son las 2 de la mañana, deberías estar dormida.”
- “¿Quien dice?”
- “Todos los dicen.”
- “No deberías creer en todo lo que dicen.”

Anna noto que los ojos de Pía estaban rojos, no le pregunto si había estado llorando, lo único que atino a hacer era sentarse a su lado, no cerca, tampoco muy lejos, sino una distancia prudente, respetando el espacio de Pía.
Estuvieron sin hablar por mas o menos 20 minutos, Anna se dio cuenta que era muy relajante estar sentada frente al mar. Pensó que tal vez por eso Pía se había quedado ahí casi toda la noche.


- “Pía, si necesitas hablar con alguien, sabes que puedes hablar conmigo.”
- “…”
- “Ya no hablas con nadie, no contestas las llamadas, ni entras a chatear, me preocupas.”
- “Move on.”
- “Pía basta, estas preocupando a mamá.”
- “Mamá tiene cosas de que preocuparse, dile que no se preocupe por mí.”
- “No te olvides que me preocupas también.”
- “A ti no te preocupa nada, tu solo piensas en ti.”
- “De que hablas Pía, sabes que te quiero, somos hermanas.”
- “Los lazos de sangre ya no importan.”

Anna no sabía que responder a eso. Sabía que Pía se refería a su padre.

- “Pía…” – Anna suspiró.
- “No te preocupes por mi Anna, ya se me pasara.”
- “Sabes…”
- “Que pasa.”
- “Hace tiempo no hablabas con nadie.”
- “¿Y?” – Pía hizo una mueca de fastidio.
- “Que bueno que lo hayas hecho conmigo.”

Pía se levanto tirando un poco de arena sobre Anna.

- “Me voy, ya me dio sueño, hasta más tarde.”
- “Duerme bien Pía.”


A la mañana siguiente, muy temprano, Anna encontró a Pía en la mesa tomando un té.
La saludo pero ella ni la miró. Se dio cuenta de que el hecho de que hayan hablado aquella madrugada fue solo cuestión de suerte. Después de todo Pía siempre fue una niña engreída y malcriada, siempre quería tener las cosas cuando las pedía. Siempre renegaba o jodía cuando algo no le salía a su manera.La reacción que tomo después que su padre se fue, no es tan mala después de todo, pensó Anna.

Cuando Anna llego a su casa después de haber estado 20 minutos parada en el paradero de taxis del aeropuerto, lo primero que hizo fue abrazar a su cama, se quedo ahí por varios minutos. Si había algo que le dolía cuando tenía que viajar era el hecho de tener que dormir en otra cama que no sea la suya.
[Continuará]


[Anna escucho esta canción una y otra vez en una de sus caminatas frente a la playa.]


miércoles, 13 de octubre de 2010

Farewell


Hacia mucho calor, muchisimo, y para mi mala fortuna, me encontraba sentada cerca al patio de tu casa donde un rayo de sol, me estaba haciendo la vida imposible, y el festival de ropa negra que estaba usando no ayudaba, una combinacion de sweater negro, pantalón negro, medias negras, polo negro. Lo ves? no exagero, todo era negro.
Desgraciadamente pensé que el clima iba a ser igual que en Lima, por lo que metí cuanta ropa negra abrigadora encontré, mala idea. Lo único que podía pensar en ese momento era en la persona que invento la regla de tener que llevar ropa negra cuando asistes a un velorio, pensaba en por que demonios no se le ocurrió otro color, no se, digamos algo no tan llamativo, como el celeste o tal vez blanco, ¿por que negro?, por que no pensaron que en zonas calurosas del planeta, como en la que yo estaba, es jodidamente molesto usarlas?.

Me sumergí en ese pensamiento tal vez mas de lo debido, igual es lo único que hago ultimamente, renegar de por que las cosas son así como son, cuestionarme el por que, o querer saber aunque sea una de las razones de las que por que son así. Estoy segura que existe un libro o una web que hable sobre ¿el porque de las cosas?, pero me da flojera buscarlo, y no me malinterpretes, de vez en cuando, también pensaba en ti.

Cuando levante la mirada regrese a la realidad, lugar caluroso, lleno de gente que no conocía. Te vi un momento, todo estaba tranquilo alrededor, las personas tomaban café y conversaban, no se de que ni me importa, no quería saber absolutamente nada de nadie, estaba empinchada por que me habían agarrado de cafetera ese día, pero eso si, para variar en mi (ya lo saben los que me conocen), me quedaba mirándolas, mis ojos iban de persona en persona, de gesto en gesto, palabra tras palabra, supuse que estaban hablando de ti, y sabes, aunque te parezca raro encuentro eso muy entretenido, puedo quedarme mucho tiempo mirando a alguien o algo, por ejemplo, me quede muy colgada del timbre de tu casa... sonara tonto pero tu timbre... era toda una obra de arte, me moría por saber como funcionaba, quería saber a donde iban todos esos cables, quería saberlo todo, pero me controle, al fin y al cabo eso no importaba, al menos no en ese momento.


Depronto, sentí un dejavu. Me vi en la misma situación, en ese mismo papel hace menos de 5 años, tu lo sabes, estabas ahí, estaba segura que esto iba a traer severas consecuencias en mi, es decir, me conozco, la mayoría de las personas creen que soy de piedra, pero -y odio admitirlo- creo que soy la persona mas sensible del mundo, una de esas que absorbe todo lo q sienten las personas a su alrededor, que absorbe cualquier sentimiento como un hoyo negro, odio eso de mi, me pongo como Elliot en su deseo de ser el hombre mas sensible del mundo en Bedazzled, aunque no creo que la hayas visto.
Para sorpresa mía, mientras transcurría el tiempo, yo me encontraba tranquila, calmada, seria, salvo en algunos momentos en que todos decidía ponerse deacuerdo para llorarte, de ahí todo parecía no afectarme, fue como... poner en practica algo que adquirí hace tiempo, resignación, esa resignación de saber que no puedes hacer nada por darle vida a esa persona, esa resignación que adquirí hace menos de 5 años, entonces para que patalear, gritar, llorar, maldecir, etc. para que? si nada va a cambiar. No me malentiendas, no llorar no significa no sufrir.

Se me acercaron varios de tus amigos, y familia nuestra que nunca conocí, hasta ese día claro, es gracioso y aveces irritante escuchar que te dicen “Lo siento mucho” o “Entiendo como te sientes” o “Me imagino como debe ser”, por que si no has pasado por eso, entonces no lo sientes, menos lo entiendes, y creo que no te podrías imaginar lo que es. Pero bueno, igual lo intentan, igual tratan de entenderte, aunque creo que es en vano, es imposible que puedan sentir lo mismo que tu en esos momentos, al menos eso pienso yo.



Seguí sentada, las horas pasaban y depronto ya era de noche, estaba muerta de cansancio, empezó a hacer frió, uno de esos que sientes que te tocan los huesos, no tenia sentido como demonios podía hacer tanto calor en la mañana y ahora tanto frió? hiciera lo que hiciera no me iba a salir con la mía, al menos no ese día.Alguien debió estar muy molesto conmigo allá arriba, no creo que hayas sido tu, me querías mucho recuerdas?.

Me levante pensando que con suerte, nadie me iba a pedir mas café, y entre a la parte interior de tu casa, estaban las cosas todas viejas, algo empolvadas, hasta sucias, no pude hacer nada, yo también estaba en ese estado, así que decidí perderme en todo ese fondo esperando que nadie se percate de mi presencia, cosa que al cabo de unos minutos fue en vano.
Familiares tuyos y mios que no veía hace tiempo decidieron tomar ese espacio como su escondite al igual que yo, creo que también les molestaba un poco estar afuera, con todo ese drama puesto en escena, en eso momento no me sentí tan sola.

- “¿Como has estado Angie?”
- “He estado mejor”
- “¿Es una pena todo esto no?”
- “Algo”
- “...”
- “...”
- “¿Sabias que esa era su cama?”
- “¿Ah si?. Pensé que era aquella donde estas sentada tu”
- “No es esa donde estas tu”
- “Bueno da igual”
- “Te debes acordar de muchas cosas estando aquí, creo que venias seguido no?”
- “Mmm si a seguido le llamas 2 veces al año”
- “Bueno pero haz venido mas veces que yo”
- “Mi mama me traía aquí. Y si, recuerdo muchas cosas”

Me disculpe, me levante, no quería seguir recordando mas.



Como caminaba con pijama en las noches por esa pequeña casa, mirando la calle, sin luz, con miedo, regresando al lado de mama para sentirme mas segura, recuerdo subir esas frágiles escaleras y hecharme a tu lado en una cama cubierta por un tul, recuerdo tu cuerpo junto al mio, tu calor, tu mirada, tu sonrisa, tu forma de jugar cartas conmigo cuando regresaba del colegio, como te veía sentada viendo television, como nos hablabas o le gritabas a mama para que no nos grite por las travesuras que hacíamos mis hermanos y yo.

Se hizo muy de noche, tus hijos habían tenido todo listo para que las personas que fueron a verte, puedan quedarse a acompañarte toda la noche si era necesario.Regrese al hotel con mama dispuesta a descansar un poco, el viaje fue terrible, la noche del día anterior fue peor, caí en la cama, aun vieja, empolvada, y sucia (hablo de mi), no me importo. Cerré mis ojos, creo que soné contigo.


Al despertar volvi a ponerme la ropa negra que tanto me incomodaba, pero mama jodia y jodia en que debiera usarla, igual fue con papa, en fin.
Salimos a la calle, el primer paso que di y ya estaba cubierta de arena, parecia que estaba en el Sahara, no entiendo como te acostumbraste?
Regrese a tu casa, aun la gente estaba ahi y aun tu estabas ahi, no tenia ganas de saludar a nadie, asi que lo unico que hice fue volver a sentarme cerca del patio, donde te encontrabamos sentada cuando ibamos a visitarte.

Pasaban las horas y yo moria de cansancio, pero igual te acompañe hasta donde te colocaron al final, al lado de papa, a donde ire a verte de vez en cuando, a donde ire a verlos a los 3, aunque se que tu nos veras todos los dias. Odio decirlo pero de todo, esa es la parte mas fea de todo este proceso del farewell, tenia ganas de irme, pero tenia que cuidar a mama, tu sabes.
Todas las lagrimas, toda el mal karma, todo se me pego, termine regresando a tu casa con arena por todos lados, un tic en el ojo, y como si fuera poco, otro saco de malos recuerdos.



Volvi a sentarme donde te sentabas tu, que resulto convertirse en mi lugar favorito de la casa, ahi me quede escuchando todas las historias de tu vida, fue como volver a conocerte, fue interesante, me encanto todo lo que dijeron de ti.
Te conocieron casada, poco tiempo despues te vieron viuda, luego casada nuevamente, y llena de ni;os felices a tu alrededor, me contaron que trajiste al mundo a todos tus hijos en esa casa donde estabamos todos reunidos, que amabas a mi abuelo como nadie, que adorabas a tus hijos por igual, que fuiste una excelente madre, y sobre todo una genial abuela.

Te voy a extrañar mucho, pero asi es la vida, ahora sabes que si estuve ahi, que estuve ahi desde el comienzo de todo cuidando a todos, que estuve ahi aunque sea para despedirte.

Nos veremos algun dia,

Angie.


[La gente sigue diciendome que los cambios son buenos, pero lo que en verdad quieren decir es que algo que no querias que pasara, ha pasado. Perdi a mi abuela hace unos dias, lo sabian?, era una persona adorable, y ahora se ha convertido en un recuerdo triste.
Pronto sera solo un recuerdo, y la verdad es, que siento que se me rompio el corazon, siento que una parte de mi murio y que mi papa murio nuevamente, y que nadie lo puede arreglar.]





[All these places had their moments...With lovers and friends I still can recall...Some are dead and some are living...In my life I've loved them all]